viernes, 27 de febrero de 2009

El chuño

El chuño, producto derivado de la papa que ocupa el primer lugar en la alimentación andina, requiere para su perfecta elaboración un tiempo aproximada de 4 a 5 semanas. Esta actividad se ejecuta generalmente en el mes de Junio. El espacio elegido para su procesamiento, no es cualquier lugar en la circunscripción geográfica de un asentamiento humano, sino un lugar que cumple ciertas condiciones de orden ecológico. Debe ser, necesariamente, un lugar descubierto de viviendas y lugares de pastoreo, específicamente la superficie de este sitio tiene que presentar la existencia de la variedad de grama, llamada en aymara ch'iji. Al no existir este recurso natural el campesino aymara tiende a la intemperie la variedad del jichhu denominado minu y/o t'isña que servirá al chuño como especie de lecho.
El hombre andino en la realización de las diferentes labores cotidianas, no las ve como un quehacer divorciado de la cosmovisión circundante, sino como que todo está intimidamente relacionado con su concepción mitológica del mundo.
Sobre la elaboración del chuño, todos los momentos y pasos de la técnica del procesamiento están directamente vinculados con la presencia de las divinidades de la tierra, del cosmos, etc.; los apus, la pachamama, el ch'uñäw mamata, los espíritus de la tierra, de la vivienda y de los animales influyen poderosamente en la consecusión efectiva del buen procesamiento del preciado chuñito. Es así como hemos podido ver las diferentes coplas, de ruegos, de invocaciones peregrinatorias que implican el quehacer cotidiano del trabajo en relación con la ayuda inmanente de un Dios Supremo, que reina una determina región.
Asimismo, la presencia de los diferentes indicadores para la caída de fuertes heladas (fauna, flora y meteoros) también están relacionados con la influencia de las principales deidades sobrenaturales de la gran región aymara. Por lo que, en el mundo andino, ningún trabajo manual está separado de la concepción mágico-religiosa, así por ejemplo cuando alguien tiene una cosecha opulenta, sus animales dan muchas crías, el sacrificio de un animal, el techamiento de una nueva vivienda, etc., todo ello tiene una relación unívoca entre la tecnología y la mitología. De nada sirve un trabajo netamente tecnológico sino no se considera la concepción ideológica del hombre andino.
Cada paso y técnica está íntimamente supeditado a la presencia de los diferentes Dioses perpetuos, tanto de origen benéfico como punitivo.
En las últimas décadas del presente siglo, esta tecnología tradicional conjuntamente con la concepción mágico-religiosa del hombre aymara va perdiendo su valor intrínseco, esto es originado por el cambio en el manejo de la ecología andina, una ecología creada por los españoles, por la introducción de la costumbre de quemar pastos en la noche de San Juan lo que exterminó casi por completo todos los ecosistemas del mundo andino" (Antúnez de Mayolo, 1977:12).
Alertamos que esta tecnología tradicional que ha trascendido por siglos perdurará por poco tiempo, a falta de un buen control del manejo de pisos ecológicos existentes en nuestra región. Y, por otra parte la exterminación de las primeras variedades de tubérculos y otros productos originarios de la región no permite el procesamiento de productos derivados para los diferente usos.

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