Lo correcto es que la gente se adecúe al entorno geográfico, y no a la inversa. No es correcto lotear arbitrariamente el terreno. En general el hábitat comprende una serie de microentornos: zonas localizadas y discontinuas marcadas por diferencias en el régimen de temperaturas y precipitaciones. La 'explotación' del suelo ha de adaptarse a sus características y no a los antojos del cultivador: o sea, la gente ha de adaptarse a las características y condiciones del suelo, y no a la inversa. Además, cualquier intervención ha de observar las estrategias para:
1. Controlar la erosión;
2. Mantener la materia orgánica;
3. Mantener las propiedades físicas del suelo;
4. Mantener el nivel adecuado de nutrientes.
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