domingo, 28 de septiembre de 2008

Montaña terciaria

En la foto se ve como el agua va surcando las terrazas.
Las altas montañas que poseen una fuente de agua perenne, son ideales para ser aprovechadas para el cultivo con riego permanente y natural.
Sólo hace falta disponer escalones, gradas, que suelen ser hasta el número de 50 partiendo de la base de la montaña.
Para que el suelo no se deslave cada terraza es contenida por muros externos, construidos con piedras grandes que se encastran una otra. En el antiguo Perú se hizo con tal exactitud, que incluso hoy, una lámina de cuchillo no se pueda insertar entre ellas.
Después de que el muro de contención es construido, se dispone el campo futuro por medio de las piedras gruesas cubiertas con arcilla. El interior se rellenaba con material acarreado y seleccionado (grava, suelo y materia orgánica) dándole una pendiente mínima, suficiente para hacer correr el agua. El cultivo en terrazas permite utilizar racionalmente las laderas, reducir el riesgo de heladas, obtener una mayor exposición solar, controlar las correntadas de agua, mantener un buen drenaje e incrementar la infiltración.
En las terrazas intertropicales americanas se puede obtener hasta tres cosechas anuales, sobresaliendo el fréjol, las calabazas, la quinua, el maíz, el ají, el cayote, la oca, el amaranto, el yacón, el ataco, etcétera.

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